miércoles, 15 de enero de 2014

CASCADAS EN LA SIERRA DE GUADARRAMA. EL CHORRO GRANDE DE LA GRANJA.

La ruta que os voy a describir hoy es una auténtica joya de nuestra Sierra de Guadarrama, son de estos lugares a los que uno siempre ha querido ir pero nunca ves el momento. Y claro, como todo en la vida, su momento llegó. Y cuando llevas detrás de ello mucho tiempo, lo disfrutas con mayor fuerza. Para empezar,  tenemos que ir en coche hasta el pueblo de La Granja de San Ildefonso en Segovia. Si vienes de la zona madrileña, como nosotros, el camino en coche ya es emocionante y muy bonito, cruzando la carretera a partir de las conocidas siete revueltas, ya bajando del puerto de Navacerrada, todo el bosque de Valsaín.  Ya te vas poniendo en antecedentes. Cuando llegas a La Granja, nada más pasar la rotonda, tienes que girar a la derecha dirección Torrecaballeros, pero enseguida dejas la carretera y hay que callejear un poco por las últimas casas del pueblo. Cerca de la plaza de toros,, y al final de la finca del Palacio de la Granja, no se puede seguir de frente, y hay una carretera de una urbanización señalizada como privada, a la izquierda. La seguimos, y a unos pocos metros sale un camino de tierra no señalizado, donde debemos empezar a caminar. El objetivo de la ruta es ver y disfrutar lo máximo posible del Chorro Grande de la Granja. Si se quiere disfrutar bien de ella, se aconseja visitarla después de un buen episodio de lluvias,  y lo podrás ver en todo su esplendor.

El robledal, lucía así de bonito en pleno invierno...
En el  primer tramo del camino, atravesamos un bello robledal, muy tupido, con un montón de hojas en el suelo, que nos indican que estamos en un bosque caducifolio, claro eso depende de la época del año en la que vayas, nosotros fuimos en Enero, y  contra todo pronóstico, no hacía frío.  Una vez  más, mi compañero de viaje fue Ezequiel, y nosotros íbamos tan felices entre los robles y las hojas secas, mirándolo todo y observando con ojo de halcón, todo lo que nos llamaba la atención. Entre otras cosas, nos gustaron mucho los líquenes que tenían los troncos de los Melojos, que además de ser muy abundantes, eran muy exhuberantes , lo cual indicaba una calidad atmosférica muy grande, y un grado de humedad durante mucho tiempo, muy alto.
Los líquenes, muy desarrollados.
Todo este primer tramo es muy suave, y también el camino parece estar enmarcado a los lados por los robles melojos, casi como fantasmas en esta época del año, con sus ramas semidesnudas,  y con unas formas fantasmagóricas. El camino no tiene pérdida, no obstante, no conviene despistarse, y seguir el camino más transitado, pues no hay marcas y salen algunos senderos a los lados, que se ven menos frecuentados. Poco a poco,  los pinos silvestres van salpicando primero dispersos, y luego más frecuentemente, el robledal. El colorido cambia, y aunque estemos en una época muy poco colorida, llaman la atención los pinos sobre los robles, desnudos, sin hojas y sin el verde...
Los pinos silvestres se iban mezclando con los
Melojos.
contrastan mucho los pinos silvestres, con colores más vivos, naranjas en la  parte alta de su tronco y ramas y verde oscuro en sus acículas. Mientras Ezequiel veía leña, yo miraba los cada vez más hermosos ejemplares de pino Silvestre, cada vez más frecuentes y más altos. No habíamos andado más de 1 km. , cuando nos salimos un poco del camino para ver el río o arroyo, que  estábamos siguiendo desde hace un rato a la izquierda de nuestra ruta. Se veía muy bonito, con muchas cascadas y un buen caudal. Sobre todo lo que era más evidente era el ruido.. escuchábamos un sonido fuerte de agua  en caída libre, ya estábamos cerca. En el corto tramo que habíamos seguido, vimos muy cerca de un regato pequeño un hermoso Roble más que centenario, con un tronco enorme, y un perímetro del mismo impresionante. Y en un momento, en un claro del sendero, vimos la parte alta del Chorro grande.Ya se veía preciosa desde tan lejos, así que imaginé que lo íbamos a pasar en grande... en este día de enero. El día prometía emociones fuertes, pero nosotros, nos paramos en un lugar que ya conocía Ezequiel para disfrutar con nuestros juguetes... las cámaras de fotos y de vídeo. Estuvimos poniéndolas a prueba, antes de llegar al Chorro, usamos los caballetes, las técnicas diferentes para que saliera el agua como queríamos y nos tiramos unas fotos nosotros de recuerdo, en el río que provenía de la cascada.
El Chorro grande desde lejos, en su parte alta.
Como siempre nos entretuvimos un buen rato, pero enseguida, retomamos de nuevo el camino y empezamos a ascender suavemente y sin ver nada, de momento.
Según el aparatito que tenía Ezequiel, solo había unos 2 kms en línea recta desde la salida hasta llegar a la base del Chorro,  así que ya deberíamos estar muy cerca. Poco a poco el sendero se iba haciendo más pequeño, y más cuesta arriba,  pero en un abrir y cerrar de ojos, llegamos casi sin darnos cuenta a la base de la Cascada. El cauce del río era lo bastante fuerte y sobre todo, resbaladizo como para no poder cruzarlo, así que una de nuestras incógnitas se despejó de repente de un plumazo, porque queríamos pasar al otro lado y sacar otras panorámicas diferentes.

Esta imagen fue lo primero que quisieron ver mis ojos a través de mi cámara.
en la base de la cascada. Un verdadero espectáculo .
Pero, qué más da. El sonido era ensordecedor, allí abajo, no podíamos ver la cascada entera desde ningún lugar, porque al no caer totalmente vertical, tenía como varios saltos, y como estábamos muy encima de la cascada, era imposible. Tras el primer momento de tanteo, y de atontamiento general que te produce el ver algo tan bonito y tan espectacular, ambos empezamos a buscar los mejores emplazamientos para las fotos y el vídeo, sobre todo Ezequiel. Yo estuve indagando por las rocas de abajo a ver si podía ver la cascada entera, pero... no pudo ser. El haber ido un día después de unas fuertes lluvias, tiene su precio.
Los carteles son muy claros, avisando del peligro al acercarse a la roca mojada
Por un lado la cascada estaba espléndida, y lucía sus mejores galas, por otro, lo de andar cerca del río con el granito liso y mojado, era una aventura muy peligrosa. Así que estuvimos allí largo tiempo, cada uno a lo suyo y los dos, juntos, a tirarnos las fotos de rigor en la cascada, y os puedo asegurar que nosotros dos, lo de las fotos de rigor, son unas cuantas. Subíamos y bajábamos por las rocas cercanas con mucha precaución buscando una instantánea espectacular, y no parábamos, primero uno, luego otro, y así durante un buen rato.
Ezequiel ya tiene la pose cogida, y siempre sale bien en las fotos...
 El lugar lo merecía, y las fotos desde allí abajo, fueron espectaculares Antes de seguir hacia arriba de la cascada, intentamos acercarnos con las cámaras al final de la cascada, donde rompe con toda su fuerza el Chorro grande. Y puedo decir que fue realmente espectacular acercarse, y muy muy peligroso, la piedra estaba resbaladiza no, lo siguiente. Así que agarrándonos a un arbusto que había a un lado de la piedra, bastante fuerte, pudimos sentir al menos el poder de la naturaleza salvaje, y ese ruido brutal del agua en caída libre.
Por fin conseguimos salir de la base de la cascada, y proseguimos el sendero que bordea la cascada por su margen derecha. Aquí el sendero era más evidente, y de vez en cuando había piedras colocadas encima de las rocas, en forma de hito, que ayudaban a seguir el camino. Pero además, el terreno empezaba a empinarse considerablemente.
Tramo medio del Chorro grande de la Granja.
Los saltos de agua o cascadas suelen ser lugares rocosos en los que el agua ha ido a lo largo de los siglos o milenios, erosionando la roca, formando diferentes saltos de agua que cuando el río baja con fuerza forma las preciosas cascadas. En nuestra Sierra de Guadarrama, al igual que en cualquier cordillera importante, hay muchas cascadas menores, igualmente bonitas, pero no tan espectaculares como esta que estoy describiendo del Chorro Grande. El granito es una roca muy dura, y cuyo efecto erosivo más importante es el del hielo, que va disgregando la roca al entrar el agua por las rendijas y al helarse , aumentar de tamaño y poco a poco la va rompiendo. Por supuesto que el agua y los arroyos y ríos de montaña también las erosionan pero mucho más despacio.
Tramo alto, donde el agua se precipita hacia el vacío
Desde lejos, esta cascada se abre por una ladera que es un bloque entero de granito, sin fisuras, y por donde el río salta, la roca esta lisa totalmente y muy desgastada pero apenas se ven fisuras. Esto favorece la belleza de la cascada, que reparte el agua en varios saltos continuados que parecen derramarse en las rocas, con un efecto óptico precioso. Como iba diciendo, subimos bordeando las grandes rocas graníticas y a mitad de cascada aproximadamente pudimos asomarnos a ver la parte de arriba del Chorro Grande. Nos acercamos, y , bueno, la sensación era  tan espectacular o más como desde abajo. Esta cascada intermedia no se ve desde abajo,  pero desde aquí se veía preciosa. Otra vez sacamos todos los trastos, y volvimos a sacar mil fotos, desde todas las partes imaginables, este lugar era más espacioso que el de abajo, y pudimos contemplar con tranquilidad y sin peligro, la parte de arriba de la cascada  que es verdaderamente espectacular y sobrecoge el rugir de las aguas al romper con las rocas.
Estuvimos allí un rato largo, deleitándonos del momento y del paisaje que formaba la cascada con el granito erosionado y más atrás y a los lados los pinos silvestres dominándolo todo. Finalmente seguimos subiendo el sendero, que en este último tramos se hizo muy empinado, y un poco más complicado, para alcanzar el último tramo de la cascada, donde el agua saltaba al vacío desde arriba, en un salto de 110 mts. aproximadamente de caída al vacío. Después de llegar a la parte de arriba de la cascada, estuvimos un rato fisgando a ver que se veía por allí arriba, y cual fue nuestra sorpresa, cuando nos dimos cuenta que seguían las cascadas... río arriba.
El Palacio de La Granja, se veía de esta manera, entre bosques ahora dormidos
Así pues, decidimos parar un rato para comernos el bocata, en un sitio tan espectacular y tan bonito. Cuando acabamos de comer eran casi las 4 de la tarde, y es que las horas transcurren deprisa mientras tu estás tan entretenido y pasándolo bien, y en invierno, no podemos entretenernos demasiado, que enseguida se hace de noche. Así que dimos una vuelta por las cascadas más cercanas, más pequeñas claro, pero muy bonitas, y decidimos bajar. Pero, quisimos acercarnos al punto en el que saltaba el agua al vacío, para ver como lo hacía desde arriba, y si se veía bien o no.
Queríamos ver el punto en el que el agua rompía la tranquilidad que lleva
ba el río, para saltar al vacío, que no era tal, sino una caída vertiginosa
La verdad es que llegar a ese punto no fue nada fácil, los lisos de la roca son muy resbaladizos y peligrosos, y además con el río bajando a nuestro lado a toda velocidad, daba un poco de miedo, pero buscamos las vueltas para llegar allí y poder ver desde allí arriba, la caída del agua al vacío, y sentirnos un poco como el agua, con ganas de saltar y poder volar por encima de la cascada y verla entera desde el cielo.
Una vez de vuelta al camino,  lo que habíamos tardado más de 5 horas en subir y en disfrutar, lo bajamos en poco menos de una hora. Así que ya veis, que la ruta no es muy exigente ni dificultosa, es muy entretenida y preciosa, y eso ya cada cual, lo hace a su antojo. Pero para los que no son muy andarines, ni se entretienen mucho en estos parajes,  en poco más de 3 horas se puede hacer la ruta entera. Claro, yo me pregunto, quien puede subir a un sitio como este y no estarse media hora mirando el Chorro grande. Si no la conoces, anímate y no te va a defraudar, si vas en época de lluvias o deshielo, mejor que mejor.
Ezequiel y Luis, posando pero sobre todo disfrutando...

1 comentario:

  1. Un bonito reportaje de la ruta, como todos los que he leído en tu blog, gracias!!!

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