...el
roble melojo, es la especie que encontramos en la Sierra de Guadarrama,
entre los 900 y los 1300 m. de altitud. Se presenta de dos formas muy
evidentes, formando bosques de robles más o menos compactas, en los que
encontramos el robledal con ejemplares muy juntos y no demasiado
desarrollados, formando un sotobosque muy espeso, lleno de los propios
robles que se reproducen de la zepa de los más
grandes..junto con algunas especies representativas del robledal
asociadas al mismo.
En otros lugares más explotados, forman dehesas
preciosas generalmente mezclados con fresnos. En estos parajes, los
ejemplares que se han dejado, en medio de los prados y dehesas, son muy
grandes y con más de 100 años algunos de ellos. En ambos casos, su
ecosistema es muy rico en animales de todo tipo, ya que sus hojas aunque
tarde, caídas en el suelo del robledal, forman un rico suelo con humus y
sustratos muy ricos, en los que crecen multitud de flores en primavera,
sucediéndose las floraciones, durante toda ella y la primera parte del
verano. Ahora mismo, se encuentran todavía con muchas hojas verdes,
aunque hay algunas que empiezan a cambiar de color, como el caso de la
foto, en el que podemos ver además de sus hojas lobuladas y muy
características, su fruto, las bellotas que como casi todos los Quercus,
maduran en Otoño, y cuando caen, forman la conocida montanera, en la
que todos los animales del bosque se atiborran de bellotas y se preparan
para el frío invierno serrano. El nombre científico de la especie es
Quercus Pyrenaica, y tiene una relación muy directa con nuestro clima,
sobre todo debido a la temperatura y la pluviometría de nuestro entorno.
El que el piso de vegetación del robledal aparezca entorno a los 900
mts. de altitud, en la rampa serrana, obedece como todo en la naturaleza
a algo más que casualidad, es la altitud en la que suelen caer
aproximadamente los 900 litros por M2 anuales que necesita para
sobrevivir, y la temperatura media que necesita, más fría que en el
llano... así que ya veis que la naturaleza es sabia y que nunca o casi
nunca se equivoca... en todo caso,es una suerte poder disfrutar de la
belleza y del verdor que rodea siempre a los robledales, al menos en el
entorno de la Sierra de Guadarrama.
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