En estos últimos días de Febrero, hemos podido por fin disfrutar de la nieve tan esperada en este invierno. Ya veíamos con recelo este año, poder ver nuestros pueblos nevados, e incluso nuestras montañas. En dos semanas nos hemos puesto al día, la semana pasada llovió muchísimo y nuestros ríos han mejorado su estado en tres días, y esta semana ha nevado poco, pero ha nevado en las montañas y también en nuestros pueblos. Uno que es molinero de nacimiento, se enorgullece de tener un pueblo tan bonito en el corazón de la Sierra de Guadarrama y también, por que no decirlo, de vivir en él. Además como este año la hemos pillado con ganas, en cuanto cayó el pasado lunes, fui a buscar un buen mirador para mostrar a todo el mundo la belleza que tienen nuestros pueblos serranos y en particular el nuestro. Situados todos en un sitio privilegiado, casi todos al pie de las montañas, y con mucha naturaleza todavía a pesar de las urbanizaciones de las últimas décadas, todos ellos tienen unas vistas maravillosas de la Sierra de Guadarrama y también del recién nacido Parque Nacional. En particular os diré que Los Molinos tiene más del 80 % de su territorio de naturaleza, sin edificar nada, que está según se conoce por todo el mundo entre Cercedilla y Guadarrama, a 1045 mts de altitud y en un lugar privilegiado. En mi blog, con su título Interpretando la vida y los paisajes de la Sierra de Guadarrama, también existen los pueblos serranos, que forman parte de la Sierra desde hace siglos y que aportan siempre muchas cosas y mucha historia a este lugar tan hermoso
jueves, 18 de febrero de 2016
martes, 16 de febrero de 2016
PAISAJES NEVADOS EN LA SIERRA DE GUADARRAMA. EN EL ALTO DEL LEÓN, SUBIENDO A CABEZA LÍJAR.
Un día cualquiera de invierno, una nevada inesperada y no muy copiosa, resultó ser un momento muy especial en este invierno de 2016. Mucho se ha hablado del tema, porque , la verdad, yo no recuerdo un invierno con menos nieve en los casi 50 que yo tengo. El caso es que dadas las circunstancias, hay que aprovechar cualquier nevada por pequeña que sea para disfrutar de ese momento tan bonito que es verlo todo teñido de blanco. Los paisajes blancos en una montaña, son inevitables en invierno, y también son cada vez que se producen, muy bellos y además, le dan a la montañas ese aspecto único invernal, con el que más relacionamos una montaña, sea cual sea. Dicho esto, no me lo pensé dos veces esta mañana para subir a algún punto alto de la Sierra, que me acercara lo suficiente a la cota de nieve necesaria para ver lo que yo quería ver, que eran los pinos blancos con cencellada, las formas del hielo en las especies de montaña, provocadas por el viento y esa sensación de frío en la cara, que te espabila al instante.
jueves, 11 de febrero de 2016
FLORES DE LA SIERRA DE GUADARRAMA. PRÍMULAS O PRIMAVERAS.
Hoy, desde mi blog, comienza una nueva andadura en la que quiero hacer de este, un lugar más cercano y más sencillo. He decidido volver a escribir sobre mis fotos, como lo hago en facebook, pero de forma más personal. Y desde ya, la primera publicación será sobre una flor, una especie poco común en nuestra Sierra de Guadarrama, como lo es la Prímula o primavera. Lo es porque es una planta que necesita mucha agua y mucha humedad, y en la vertiente sur de la sierra, esto no es nada fácil por su orientación, y también por la precipitación. Tengo que decir que nunca las he visto en la zona madrileña aunque nunca se sabe, en cualquier esquina recóndita podría encontrar su sitio, pero no es nada fácil. Y os quiero contar un poco la historia tan bonita que tengo con esta especie, desde hace años. Soy una persona muy emotiva y muy efusiva, y cuando vi por primera vez una primavera en estado salvaje, me llevé una gran sorpresa y una gran alegría. Tanto fue así, que intenté traerme una de ellas aquí a Los Molinos. Yo la encontré por casualidad en un bonito pueblo de León, pueblo maragato que se llama Viforcos, dando un paseo con mi suegro, que es nativo de allí, por las praderas encharcadas que se encontraban cerca del río. Me pareció haber visto alguna flor amarilla grande entre la maleza que había entre el cauce del río, pero pensé, no creo que sea lo que estoy pensando. Seguimos un poco más caminando y enseguida vi una a mi lado, preciosa, como estas de la foto, amarillas que son las flores reales de las primaveras, de las que luego el hombre ha logrado múltiples colores en viveros, y que todos conocemos. Me hizo una ilusión tremenda verla en estado silvestre, y al caminar un poco más, estaba llena la pradera de ellas. Las personas mayores que iban conmigo caminando, no le dieron ninguna importancia a este hecho, pero yo estaba feliz total de verlas en estado silvestre.
Siempre me pasa lo mismo con las flores y los árboles, que yo me vuelvo loco de contento cuando las descubro por primera vez e incluso más veces, y mis acompañantes no le dan tanta importancia. Pues bien, de esto ya hace muchos años, más de 20, y no he vuelto a verlas en otro sitio en estado natural. Así que un día de primavera del año pasado, caminando por la ruta de Las Pesquerías Reales en el Bosque de Valsaín con mi mujer, en la vertiente norte de nuestra Sierra de Guadarrama, casi al final de la ruta, y mientras no teníamos ojos más que para el río Eresma, que es el protagonista absoluto de esta ruta, al llegar al último tramo pasado La Boca del Asno, en una ladera entre enormes pinos Silvestres, preciosos, me fijé en una flor amarilla de lejos que me pareció una primavera. Me acerqué a ella y cual fue mi sorpresa cuando allí estaba tan chula y tan bonita, en la ladera empinada que llegaba al río Eresma. No me lo podía creer, pero eso no fue lo mejor. Al ver una, enfoqué mejor las pupilas y empecé a buscar más. Estaba llena toda la orilla del río y la ladera empinada, y además cerca de la orilla, casi dentro del agua también las vimos, así que este fue mi encuentro casual de esta preciosa especie, la primavera, que 20 años después me encontró ella a mi por casualidad como la otra vez, y esta vez en nuestro territorio en la Sierra de Guadarrama. Me sentí feliz de haberlas visto de nuevo en su lugar natural. Como decía antes, en zonas muy húmedas y sombrías, cerca de los ríos o arroyos, donde no las de mucho el sol.
El caso es que estas de la foto, las encontré hace unos días en el mismo lugar, a orillas del río Eresma, pero casi casi, dentro del agua, en un resguardo del cauce, donde no daba el viento. Yo sabía que allí las había, pero claro, estamos en el mes de Febrero, y no iba yo con idea de verlas en pleno invierno. Pero allí estaban, barruntando la primavera, después de un invierno muy suave y con pocas nevadas e incluso heladas. Quizás fuera por eso, o simplemente porque estaban en un lugar adecuado, donde pudieron brotar tan pronto, pero no vi ninguna más en el resto del recorrido, y por eso me llamó tanto la atención. Y esta es la historia que tengo yo con estas preciosas y delicadas flores silvestres, que siempre me pillan despistado, por una causa o por otra, pero que siempre, me alegran el día de ruta.
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