
Siempre me pasa lo mismo con las flores y los árboles, que yo me vuelvo loco de contento cuando las descubro por primera vez e incluso más veces, y mis acompañantes no le dan tanta importancia. Pues bien, de esto ya hace muchos años, más de 20, y no he vuelto a verlas en otro sitio en estado natural. Así que un día de primavera del año pasado, caminando por la ruta de Las Pesquerías Reales en el Bosque de Valsaín con mi mujer, en la vertiente norte de nuestra Sierra de Guadarrama, casi al final de la ruta, y mientras no teníamos ojos más que para el río Eresma, que es el protagonista absoluto de esta ruta, al llegar al último tramo pasado La Boca del Asno, en una ladera entre enormes pinos Silvestres, preciosos, me fijé en una flor amarilla de lejos que me pareció una primavera. Me acerqué a ella y cual fue mi sorpresa cuando allí estaba tan chula y tan bonita, en la ladera empinada que llegaba al río Eresma. No me lo podía creer, pero eso no fue lo mejor. Al ver una, enfoqué mejor las pupilas y empecé a buscar más. Estaba llena toda la orilla del río y la ladera empinada, y además cerca de la orilla, casi dentro del agua también las vimos, así que este fue mi encuentro casual de esta preciosa especie, la primavera, que 20 años después me encontró ella a mi por casualidad como la otra vez, y esta vez en nuestro territorio en la Sierra de Guadarrama. Me sentí feliz de haberlas visto de nuevo en su lugar natural. Como decía antes, en zonas muy húmedas y sombrías, cerca de los ríos o arroyos, donde no las de mucho el sol.
El caso es que estas de la foto, las encontré hace unos días en el mismo lugar, a orillas del río Eresma, pero casi casi, dentro del agua, en un resguardo del cauce, donde no daba el viento. Yo sabía que allí las había, pero claro, estamos en el mes de Febrero, y no iba yo con idea de verlas en pleno invierno. Pero allí estaban, barruntando la primavera, después de un invierno muy suave y con pocas nevadas e incluso heladas. Quizás fuera por eso, o simplemente porque estaban en un lugar adecuado, donde pudieron brotar tan pronto, pero no vi ninguna más en el resto del recorrido, y por eso me llamó tanto la atención. Y esta es la historia que tengo yo con estas preciosas y delicadas flores silvestres, que siempre me pillan despistado, por una causa o por otra, pero que siempre, me alegran el día de ruta.
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